martes, 7 de septiembre de 2010

Septiembre

Septiembre es para muchos un mes crucial, momento de fiesta, jolgorio y alegría (la borrachera a la menor provocación). Para otros, es un mes más de amargura: ¿qué tenemos que celebrar? ¿Cuál independencia? ¿Cuál revolución? ¿Cuál país? y claman, desde la comodidad de su computadora, una nueva revolución. (una muy moderada, muy nice, que nomás sea para no dejar que 2010 pase sin pena ni gloria). Lo valioso de un país es su gente, dice la tele que escucho a todo volumen desde la casa de mi vecina.
Pienso: lo importante no es lo que la tele nos diga que festejemos, lo que la publicidad diga que tenemos que aspirar a ser. Lo importante es que de verdad cada paso que se ha dado, (con corrupción y todo lo que quieran) ha permitido que tengamos hoy la posibilidad de expresarnos libremente, lo verdaderamente lamentable es que NO tenemos qué expresar. La tan maltraída "independencia" existe, porque ahora mismo no tenemos que depender al 100% de un imperio. Finalmente sí nos han sometido nuestras autoridades a lo que dicten otros países. Pero es peculiar que aquellos quienes claman que no hay nada que festejar, y que: ¡Pobre México sumido en la zozobra y el abandono! proclamen alegremente su gusto por el pop, el heavy metal, el reggaeton y demás ritmos, o afirmen que nacieron en otros países o inicien su revolución con imágenes del Che... desde su smartphone tan funcional.
En fin, creo que la independencia implica que ahora tenemos la maravillosa oportunidad de conocer todo lo anterior, decidir qué tomamos de ello y si vale la pena o no incorporarlo a nuestro bagaje cultural.
Pero sobre todo, no negar nuestro pasado, no criticar por criticar, sino aprender a crecer con lo que somos y tenemos.
La independencia, creo, implica una libertad de elección. ¿sabremos ejercerla?

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